Dobbs contra Jackson Women's Health Organization | ||
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Tribunal | Corte Suprema de los Estados Unidos | |
Caso | 597 U.S. | |
Nombre completo | Thomas E. Dobbs, State Health Officer of the Mississippi Department of Health, et al. v. Jackson Women's Health Organization, et al. | |
Fecha | 1 de diciembre de 2021 | |
Sentencia | 24 de junio de 2022 | |
Transcripción | Sentencia | |
Jueces |
• John Roberts (presidente) • Samuel Alito • Amy Coney Barrett • Stephen Breyer • Neil Gorsuch • Elena Kagan • Brett Kavanaugh • Sonia Sotomayor • Clarence Thomas | |
Juicio en primera instancia | ||
Sentencia | La Constitución no confiere el derecho al aborto; Roe contra Wade y Planned Parenthood contra Casey son anulados; la autoridad para regular el aborto se devuelve al pueblo y a sus representantes electos. | |
El caso Dobbs contra Jackson Women's Health Organization, N.º 19-1392, 597 U.S. (2022), fue un litigio judicial que concluyó con el fallo histórico de la Corte Suprema de los Estados Unidos el 24 de junio de 2022[1], en el que el Tribunal sostiene que la Constitución de los Estados Unidos no contempla ningún derecho al aborto, anulando los casos Roe contra Wade (1973), que estableció la inconstitucionalidad de toda norma que impidiera o penalizara el aborto voluntario previo a la “viabilidad” del feto, es decir, la posibilidad de su sobrevivencia fuera del útero materno,[1] y Planned Parenthood contra Casey (1992), que confirmó a Roe contra Wade en sus aspectos esenciales.[1]
El caso versaba sobre la constitucionalidad de una ley del estado de Misisipi de 2018 que prohibía la mayoría de las operaciones de aborto después de las primeras 15 semanas de embarazo. Los tribunales inferiores habían impedido la aplicación de la ley con medidas cautelares. Las medidas cautelares se basaban en la sentencia del caso Planned Parenthood contra Casey, que había impedido a los estados prohibir el aborto antes de la viabilidad fetal, generalmente dentro de las primeras 24 semanas, sobre la base de que el derecho a la intimidad protege la elección de la mujer para abortar durante ese tiempo en virtud de la Decimocuarta Enmienda a la Constitución de Estados Unidos.
El giro conservador del Tribunal Supremo convirtió a Dobbs en un vehículo potencial para desafiar tanto a Roe como a Casey. Más de veinte estados prepararon legislación, incluyendo trece con leyes de activación, para prohibir o regular estrictamente el aborto en caso de que Dobbs anulase Roe y Casey. Dobbs ganó mucha atención a raíz de las batallas legales sobre la Ley de latidos del corazón de Texas, promulgada en mayo de 2021, lo que llevó a un récord de presentaciones de amicus curiae en Dobbs.
Los argumentos orales ante el Tribunal Supremo se celebraron en diciembre de 2021. El 2 de mayo de 2022, Politico publicó un borrador filtrado de la opinión mayoritaria del juez Samuel Alito. Anularía Roe y Casey anulando los derechos específicos de privacidad, eliminando la implicación federal y dejando que la cuestión la determinen los estados. A través de una declaración del presidente del Tribunal Supremo, John Roberts, éste confirmó la autenticidad del documento, pero dijo que «no representa una decisión del Tribunal ni la posición final de ningún miembro sobre las cuestiones del caso».[2][3]
La decisión se emitió el 24 de junio de 2022, con un fallo de 6-3 que anulaba las sentencias de los tribunales inferiores; un fallo más ajustado de 5-4 anulaba Roe y Casey. La opinión mayoritaria afirmaba que el aborto no era un derecho constitucional y que los estados debían tener poder para prohibir o regular el aborto. La opinión mayoritaria, escrita por Alito, era sustancialmente similar al borrador filtrado. El presidente del Tribunal Supremo, Roberts, no se sumó a la opinión de la mayoría para anular Roe y Casey, pero estuvo de acuerdo con la sentencia que confirmaba la ley de Misisipi.
La decisión fue descrita como una victoria de la derecha cristiana en la política estadounidense. Funcionarios de la Iglesia Católica y de la Convención Bautista del Sur celebraron la decisión, mientras que otras confesiones cristianas y grupos religiosos se opusieron. Destacados políticos republicanos alabaron la decisión, mientras que sus homólogos demócratas la denunciaron, al igual que diversos observadores internacionales. Se produjeron protestas y contraprotestas por la decisión en muchas ciudades de Estados Unidos y a nivel internacional. La decisión dividió al público estadounidense; encuestas sugieren que entre el 55 y el 60% de los estadounidenses se oponen a la anulación de Roe.[4]
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